Las danzas nacen misteriosamente… sólo el alma sabe sobre su origen, su sentido, su trascendencia.
Las músicas llegan hasta mí inesperadamente, en cualquier momento y en cualquier lugar. Ellas me alcanzan misteriosamente y se produce la magia!!! Van despertando, una a una, todas mis células y mi corazón comienza a danzar una danza sin tiempo y sin espacio, que hace vibrar todo mi cuerpo con su Groove. No importa cuáles sean sus orígenes o de dónde vienen; no importa si son milenarias o contemporáneas; son músicas que llegan al alma y que resuenan en mi corazón; son melodías que van creando espontáneamente hilos invisibles y vibrantes que comienzan a mover mis pies, mis manos y todo mi cuerpo, sin que la mente o la intención sean protagonistas o se apoderen de los ritmos y de las pausas…Y la coreografía comienza a revelarse con suavidad y con sutileza, como una caricia que llega desde las profundidades de la vida, desde algún lugar más allá de mis ojos pero cercano a mi corazón. Y una sensación envolvente abraza mi alma, acaricia mi corazón; me emociona, me conmueve profundamente y me da alas de libertad. Siento que todo mi ser se expande alcanzando horizontes nuevos, abrazando a las almas que se suman al círculo, entrando en una profunda y amorosa sintonía que trasciende el espacio-tiempo, irradiando luz. Es en ese preciso instante, que comprendo que esa danza “es más allá de mí”, traspasa mis fronteras y mi geografía hasta llegar a algún lugar en donde los corazones se sintonizan y se reúnen, sembrando luz, amor y paz.