Las Danzas Sagradas Circulares son un hermoso regalo para el alma,una caricia al corazón, un alimento para nuestro ser corporal. Siempre están vibrando aquí y allá, dándonos la oportunidad de celebrar la vida y la magia que nos envuelve cada vez que somos parte del círculo. Su centro es un corazón que pulsa vida, que irradia luz... Con cada latido, su resplandor crece, sostenido por nuestra propia luminosidad...

miércoles, 19 de marzo de 2025

Después de cada Festival de Verano, de cada encuentro de danzas…





Después del movimiento, la quietud rítmica.

Después de miles de músicas, la música del corazón.

Después de las miradas y la sonrisas, el recuerdo en el corazón.

Después de las danzas del cuerpo, las danzas del corazón y las danzas del alma.

Después de tanta energía compartida, la alegría de haber compartido y co-creado.

Después que se silencian las voces, se aquietan los “hasta el próximo encuentro” y las miradas y el calor de las manos dadas se guardan en el fondo del corazón, queda el amor abrazando el alma, quedan la sonrisas vibrando en el corazón, quedan los silencios llenos de sonidos y melodías, y queda -en la quietud- la vibración de la luz iluminando el alma.


Detrás de la escena de una danza que nace

Las danzas nacen misteriosamente… sólo el alma sabe sobre su origen, su sentido, su trascendencia. 

Las músicas llegan hasta mí inesperadamente, en cualquier momento y en cualquier lugar. Ellas me alcanzan misteriosamente y se produce la magia!!! Van despertando, una a una, todas mis células y mi corazón comienza a danzar una danza sin tiempo y sin espacio, que hace vibrar todo mi cuerpo con su Groove. No importa cuáles sean sus orígenes o de dónde vienen; no importa si son milenarias o contemporáneas; son músicas que llegan al alma y que resuenan en mi corazón; son melodías que van creando espontáneamente hilos invisibles y vibrantes que comienzan a mover mis pies, mis manos y todo mi cuerpo, sin que la mente o la intención sean protagonistas o se apoderen de los ritmos y de las pausas…Y la coreografía comienza a revelarse con suavidad y con sutileza, como una caricia que llega desde las profundidades de la vida, desde algún lugar más allá de mis ojos pero cercano a mi corazón. Y una sensación envolvente abraza mi alma, acaricia mi corazón; me emociona, me conmueve profundamente y me da alas de libertad. Siento que todo mi ser se expande alcanzando horizontes nuevos, abrazando a las almas que se suman al círculo, entrando en una profunda y amorosa sintonía que trasciende el espacio-tiempo, irradiando luz. Es en ese preciso instante, que comprendo que esa danza “es más allá de mí”, traspasa mis fronteras y mi geografía hasta llegar a algún lugar en donde los corazones se sintonizan y se reúnen, sembrando luz, amor y paz.