Cada vez que nos damos las manos y formamos la ronda, nuestras miradas se iluminan e iluminan la ronda... y la magia comienza cuando nos ponemos en movimiento, en sintonía profunda, conectando nuestras almas con la cadencia de cada danza, vibrando con cada melodía y sintiendo la calidez que nos brindan las manos dadas.
Aquí, algunas imágenes de nuestra celebración.