Las Danzas Sagradas Circulares son un hermoso regalo para el alma,una caricia al corazón, un alimento para nuestro ser corporal. Siempre están vibrando aquí y allá, dándonos la oportunidad de celebrar la vida y la magia que nos envuelve cada vez que somos parte del círculo. Su centro es un corazón que pulsa vida, que irradia luz... Con cada latido, su resplandor crece, sostenido por nuestra propia luminosidad...

martes, 18 de junio de 2019

Danzando Canciones de Cuna del Mundo




Este proyecto es parte de una búsqueda personal, de aquello que despertó en mi corazón con el nacimiento de las nuevas generaciones familiares y que me inspiró a buscar en las músicas e historias de las "nanas", o canciones de cuna, o lullabies, o berceuses, o canções de ninar, o ninne nanne, o ninniler...-y otras muchas formas lingüísticas de nombrarlas- los lazos que van tejiendo esa trama que reúne rituales de todas las culturas de la humanidad a través del tiempo.

Siento que de algún modo, las canciones de cuna del mundo mantienen viva la luz de las tradiciones, cantadas por las madres a sus hijos, o las abuelas y abuelos, o los padres... Son un modo de honrar la vida, de honrar a los ancestros con profundo amor, transmitiendo esos sentimientos de corazón a corazón, a los bebés y a los niños que las escuchan. Sus músicas y sus palabras se transforman en mantras que acarician el alma de quienes las escuchan, percibiendo su vibración más allá de la razón. Cuando al pasar de los tiempos, las músicas son escuchadas por seres ya adultos, las canciones de cuna manifiestan su poder de evocar ese amor, de re-cordar, de pasar nuevamente por el corazón esas memorias…
Cuando escuché por primera vez esta canción de cuna azerí, cantada por Azam Ali, me conmovió más allá de las palabras que, aún sin conocer el idioma (azerí), llegaron a mi corazón y pusieron en movimiento a mis pies, mi cuerpo, a todo mi ser, poniendo pasos a esos sentimientos, evocando los ancestros de una cultura, que aunque lejana en la distancia física, vibró cercana en mi corazón.
Es el lenguaje de la música y la danza el que trasciende fronteras, el que se vuelve infinito y nos abraza a todos por igual, por encima de nuestras identidades individuales, nuestras etnias, religiones, culturas o geografías de residencia.
Esta danza se baila con pasos muy chiquitos, como acariciando la tierra, procurando sostener en un círculo abierto, la forma de una medialuna (uno de los símbolos de las culturas musulmanas) danzando bien juntos, sustentando la cohesión del grupo.

Al danzar esta música, siento que mi alma se pone de rodillas para honrar la vida y nuestra maravillosa diversidad.